26 mayo 2011

RINCON TAURINO, ( 26 de mayo de 2011)


 “Gran Triunfo mexicano de Talavante en Madrid”
  • Por : Antonio Casanueva

El pasado miércoles 18 de mayo, durante la  9ª. Corrida  de la Feria Madrileña de San Isidro en España, ante dos excepcionales ejemplares procedentes de “El  Ventorrillo”, Alejandro Talavante como si recordara sus recientes actuaciones invernales de  la Plaza  México y  en Aguascalientes, en que llego al punto de indultar a un toro ante el delirio popular  y que al  encontrarse ya en España, actuando en la novena corrida de la  importante Feria madrileña de San Isidro,  reverdeció el toreo de verdad,  con  ese sabor mexicano de  una muleta muy  templada y trazo lento, en el que toro y torero se fundieran en una creación puramente artística, evitando los muletazos  de esos que intentan sorprender a la galería encendiendo el alma de los presentes.

Pero si bien el toreo que realizaba de trazo muy largo y muletazos muy lentos, lentísimos, de temple exquisito,  arrastrando materialmente los vuelos de la muleta sobre el arena del redondel, como si  se encontrara todavía en México y aprovechara ese preciso MOMENTO para emular los aletargados, lentos y templados muletazos  de Manuel Capetillo.   NO, Talavante ya no se encontraba  en nuestro país,  por el contrario había partido plaza en el noveno festejo de la madrileña Feria de San Isidro en Madrid, España y se enfrentaba nada menos que a “CERVATO”  del Ventorrillo y  se prestaba a comenzar una obra de arte, con la mano izquierda y un trazo super lento   que alcanzó a darle al morlaco,  el tiempo y la distancia  para que   siguiendo el trazo  de su muleta se prestara de maravilla para ligar en forma continua,  hasta cuatro magníficas tandas de prodigiosos naturales hondos, emotivos  rematada cada serie, con el pase de pecho. Un toreo,  que por supuesto, no era esperado por los miles de  madrileños que llenaban la totalidad del  “Venteño” coso  y mucho menos que fuera  realizado por   Talavante.

Las series realizadas por Alejandro Talavante, un  torero transfigurado  y sobrecogido en su propia obra, compuesta por muletazos de trazo largo, en  los cuales,  este mágico “Cervato” seguía los vuelos de su muleta que rozaba el  arena del albero madrileño, como si estuviera tratando de emular las faenas, apenas realizadas durante la temporada  mexicana o como si cada embestida del morlaco al bajar la cara hasta rozar con  el hocico, con el arena del ruedo, Talavante recordara lo ejecutado en dichas plazas.  Y si todo esto fuera obra de un plan premeditado, al finalizar ambas faenas de aquella tarde, con magnificas estocadas que lo llevaron a cortar las orejas y salir a hombros por La Puerta Grande.

De los alternantes  restantes de esa tarde,  mejor sería  ni hablar, bastará tal vez con decir que  los alternantes Pereira y “El Cid” lo intentaron y poco les salió. Que antes del éxtasis de Talavante, también hubo corrida, pero con desaliento y desazón como ha dicho Antonio Lorca, en su crónica de “El País”, pero que nada les salió. Que tristeza por los dos toreros que han sido  grandes y pareciera según lo dice malintencionadamente  Lorca, que ya no lo son.

La verdad sea dicha por nuestra parte, sin los compromisos contraídos con anterioridad, como suelen decir los comentaristas;   “es que no tuvieron los enemigos a modo;  encastado, picante y bravo fue el primero del “El Cid, quien se mostró desconcertado, con el animal se mostró  inseguro y la gente por desgracia, lo comprendió y no se lo perdonó. Mientras que Pereira, tampoco es el que fue.   En descargo de ambos toreros, habrá que decir, lo intentaron todo y poco les salió, nada que ya será después. 


ANTONIO  CASANUEVA

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