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| el próximo sábado en Puebla... |
JERÓNIMO – SALDIVAR - SILVETI
Hace no mucho tiempecillo desde esta trinchera, que a decir de algunos en la fama lleva el escándalo y desde el punto de vista de otros respetabilísimos lectores la polémica es la marca de las ‘letras en punta’ con que se escribe y para otros más pues la discrepancia está a la orden del día como cuando me llamaron para cuestionarme el ¿por que le daba tanta relevancia al hecho de la fusión que se dio entre el matador de toros Jerónimo y el apoderado Adolfo Guzmán? y hoy la lógica esta contradiciendo a los inquisidores toda vez que Jerónimo trae una agenda bien abultada lo cual se debe a la conjunción de que el apoderado a la velocidad de rayo echó mano de sus contactos taurinos y firmo corridas a granel y por otro está el hecho de que Jerónimo se ha revitalizado moral y taurinamente y anda por las plazas en plan de torerazo mochando orejas a destajo sin que hayan faltado la cola de res y para subrayar esto es oportuno recordar que en los últimos diez días sumo ocho orejas y un rabo, más las que acumule el próximo sábado en Puebla lo cual es un referencial inobjetable de cómo se las viene gastando este torero cuyo arte es el simbolismo máximo de la más pura expresión de la llamada ‘Escuela Mexicana del Toreo’ ante esto ya la afición pregunta por doquier ¿Cuándo veremos en La México o en alguna otra de las importantes plazas de provincia el cartel natural con la tercia de moda que es sin discusión Jerónimo, Arturo Saldivar y Diego Silveti?
SILVETI ES DIEGO
Siempre El Bardo tiene muy presente y se acomoda esa frase de la autoría de uno de los padres de la ganadería mexicana ‘De toros solamente hablo con cinco personas ….y usted no está entre ellas’ y mi menda ¡pues que caray! también tiene sus cinco elegidos de cabecera y uno de ellos sin duda lo es el sobrio, talentoso y emperador de la memoria el jurisconsulto Eduardo Maya Lora quien dio confirmación a la impresión de que a Diego Silveti hay que verlo a través de una óptica diferente, que con la que se ha visto y admirado a los de la dinastía Silveti y esto no por que el novel matador sea ni más ni menos o mejor que cualquiera de ellos, sino por la natural razón que es diferente y por ello mismo, él mismo debe de comprender esto y saberse que su estructura taurina tiene el sello de ‘original’ el cual con el tiempo va a ir cimentando y es aquí donde por el bien del matador Diego Silveti el público y quienes se ocupan de él en los medios deben de comprender que si se persiste desenfrenadamente en encasillar al joven dentro de un espíritu, se le puede terminar por descarrilarlo y solo agregar para quienes creen que Diego es una reencarnación muy estrecha, permítanme decepcionarnos al decirles que obviamente trae y a mucho orgullo genes taurinos pero que emanan más poderosamente por la vía del abuelo, así que vamos dejándole el paso franco a Diego y al momento de juzgarlo hagámoslo en relación con sus méritos y sin perder el que además estamos ante un matador de reciente cuño.
EL RABO DE SILVETI
Un rabo es un rabo y que no nos vengan con que las orejas y las colas son solo retazos de toro pues eso es tan absurdo como mediocre es esa frasecilla deportiva ‘De lo importante no es ganar si no competir’, por ello hay que darle los reales méritos a Diego Silveti quién ya está en tan pocos meses de alternativa a lado del inmenso Manolo Martínez quién hizo la hazaña de conquistar diez rabos lo que le ha valido para estar en la cima de los toreros sin compartir la supremacía con nadie y aquí si cabe eso de que primero ‘El Mandón’, luego nadie y luego los demás como Joselito Huerta y Eloy Cavazos quienes se adjudicaron ocho c/u, Antonio Velásquez y Fermín Rivera con siete, Carlos Arruza con cinco y de los toreadores ultramarinos se cuentan Pedro Moya ‘El Capea’ y Hermoso de Mendoza & sus caballos con tres, ‘Manolete’, ‘Quique’ Ponce y ‘Juli Julián’ con dos y luego vienen otros de sus compatriotas con uno y ahora el cerrojazo certificando que Diego se inauguro con el 126 de la Plaza México y tiene todo para seguir sumando ¡Qué así sea!
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