29 marzo 2012

NO ESTÁ PARA CONFIARSE

  • por Oscar MEJÍA.

Las maromas y las cornadas vienen muchas veces del exceso de confianza. Creemos tener dominada la situación y lo que sigue es que te quitan los pies del suelo y todo puede pasar.

A raíz de la nota que escribí la semana pasada, acerca de la pasividad con que los profesionales de la fiesta están enfrentando esta amenaza ya reiterada, de dejar al Distrito Federal sin corridas de toros, lo que más he escuchado, aún de taurinos serios, es que no va a pasar nada.

Creo que es una mala táctica minimizar el riesgo de que les hagan caso en la asamblea capitalina a esta cuadrillita de chalados, a quienes no les interesa en lo más mínimo la vida de los animales o el medio ambiente ni la tranquilidad moral de la sociedad, aunque traten de cubrirse con esas banderas que ni entienden. Por eso son peligrosos.

Son una runfla de oportunistas trepadores que buscan notoriedad a costa de la fiesta brava. Y como los verdaderamente interesados en ella, los taurinos, con la copla de no pasa nada no oponen la debida y suficiente resistencia, pues llevan vía libre.

Lo que preocupa es que se le esté haciendo confianza al marrajo traicionero de la estupidez de unos cuantos. Así vienen las cornadas y luego pá reponerse.

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