17 febrero 2015

DE TORO… UN POCO.

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  • Por Pedro Julio
 SI LOS toros, cuya edad de reglamento es de cuatro, no se jugasen tan a menudo cuando apenas han cumplido tres, con exigirles procedencia acreditada de buena casta, quedaría obviada la ridícula y deprimente operación del peso. Un toro de casta y con edad es siempre un “toro de peso”, cualquiera que sea su número de kilos… Lo escribió César Jalón, “Clarito”…
“CURRO” MOLINA fue compañero de las primeras andanzas taurinas de Manuel Rodríguez “Manolete”, por lo mismo es que nace una excelente y fraternal amistad entre ellos. Al paso de los años, notando “Curro” la sapiencia y mejor quehacer taurino de su amigo, es que opta por dejar sus pretensiones en vestir de luces y se convierte en su ayuda, en su fiel mozo de espadas, compañía que solo por su fallecimiento, a causa de una enfermedad, es que “El Chimo” toma su lugar hasta la trágica tarde de Linares…

LOS GRANDES también se equivocan… Lo dijo Rafael Guerra Bejarano “Guerrita”… -“Belmonte es la antitesis, su figura le ayuda poco; algo torpón, el toreo que apunta, el de un suicida que desea colgarse de los pitones. Pese a la escandalera que ha armado, será flor de un día… Usted conoce la versión que emití en su momento… Quien quiera verlo, que lo haga pronto, pues tiene sus días contados; o se retira, o lo quita de circulación un toro”.-…

LO SIGUIENTE lo conozco desde hace mucho tiempo, lo leí, lo recuerdo perfectamente bien, en un pequeño libro en el que don Juan Belmonte platicaba su vida. Tardé días en completar los tres pesotes que costaba por aquellos mis doce años de edad, nunca me he arrepentido de esa adquisición ya que fué para mi el ábrete sésamo de la lectura taurina. En lo que leí, aprendí, o trate de entender, lo que es el bendito y majestuoso temple, Belmonte lo explica mejor que nadie, esto lo debía a un perrito llamado “Cachucha” y la “formula” es sencillísima de entender ya que temple no es hacer que el astado disminuya la velocidad a la que va embistiendo, templar es llevar siempre el engaño a la suficiente distancia para que el capote o la muleta nunca tenga contacto con la cuerna del supuesto “enemigo”, “el de negro”, el novillo, el toro. Eso se llama temple. A “Cachucha” la toreaba a media calle el entonces joven Juan con la gorra, cachucha, de esto el nombre al animalito, que usaba del diario el trianero, el perro no debía de tocársela so pena de que se convirtiera en hilachos y no había otra, así de pobres eran en casa de la familia Belmonte García. Por lo anterior…

MENTIRA ROTUNDA cuando escuchamos en trasmisiones de radio o tele… -“El toro le derrota, prende y engancha la muleta al final del muletazo”.- El embuste e inexactitud más infantil no he escuchado, la prende por no saber despedirlo el torero, por no terminar el muletazo con temple, el requerido para logar limpieza. Decir lo inicial es mal informar al sano y nuevo aficionado. El astado lo único que hace es “tratar de quitarse” algo que “le estorba para pasar”. Y esto no es de sabios, es tan comprensible que hasta un bruto como yo lo entiende…
¿Cómo estarán las aguas por los “callejones” de Guanajuato?...

DON RAFAEL, “El Gallo”… “Torear es acariciar suavemente. El toreo al que le hace falta poesía, no es torear”…

… Nos Vemos.

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