15 mayo 2015

Las charlas con EL BARDO DE LA TAURINA

FANALES COLORADOS


Ante lo acontecido el sábado último en Cinco Villas,  donde se encendieron  los fanales colorados de una plaza que se distingue por izar la bandera del trapío el cual para quien no lo sabe, es una cosa muy distinta a toritos bonitos, mas vayamos jalando la hebra que desató la anormalidad la cual inició desde el momento en que los ganaderos que mandaron la mansedumbre de Santoyo, San Isidro, Los Encinos y Monserrat, ignoraron que en Cinco Villas las novilladas se dan con novillos excelsos, tanto en su morfología como en sus cornamentas y no con nada por debajo de ello, como dijo aquella cubanísima a la que el trapío le sobraba;

Tú me acostumbraste
a todas esas cosas,
y tú me enseñaste
que son maravillosas

por eso  es que los cuadrúpedos cobijaron su ternura con la inofencivilidad que pedía edad y trapío, lo cual el veedor-asesor de la empresa, debió de informar al patrón que lo que le estaban ofreciendo no estaba para la solvencia y el prestigio de esa plaza  y es que siendo realistas salvo uno al que le empezaban a salir los bigotes los demás estaban como bikinis en Acapulco, unos apenitas en la rayita y los otros de plano dando las nalgas y aun así los aprobó, ¡Qué Pena! Y vayamos ahora con lo relativo a;

Antonio Mendoza de quien ya hemos dicho está hecho de esa pasta con la que se moldea la base primaria de las figuras del toreo, mas sin embargo  hay que decir que le está faltando llevar en la espuerta el plan B y el C los cuales son para ejecutarse en situaciones que suelen presentarse y que pueden llegar hasta la emergencia, esos planes implican salirse o variarle a su sello  que en el caso de Antonio Mendoza, es el de la pureza mexicana esa que en el menú gourmet viene en el apartado de especialidad de la casa, pero a la que a veces hay que condimentarla con algo de picosín y pimienta es decir; Antonio tiene que aprender a venderse al tendido aunque se salga de su estilo de sobriedad con algo de alegoría y hasta de espectacularidad, ¿Qué no es su línea? ¡Ya lo sé! pero en caso de emergencia el que se da cuando las orejas están bien atornilladas hay que echar mano de todo lo que se tenga a la mano, hubo un momento en que abajo del palco le puso los cojones al burel en los diamantes y el muslo de carnada… pero no lo cacareo y el momento se fue sin ruido y por eso es que hay quienes piensan que le falto enjundia, cuando en realidad lo que  le falto fue histrionismo, pero como este chaval goza de inteligencia, capacidad y voluntad pa’ la próxima lo veremos en torero de arte; si hay lienzo pa’ bordarla y en creativo y hasta  explosivo; si hay que inventarse una faena, ¡Como Chingaos no!

Pero ahí no termino todo, el español Ginés Marín que es un torerillo como hay muchos y por lo tanto no hay que gastar pa’ verle. A un bobalicón enjuto le  receto muletazos de esos que pega cualquiera y que provocaron  que parte del  público de almíbar le otorgara una orejilla  y otro puñado  dejándose llevar por la bullanguería o tal vez por el espejismo que les  provocó el haber estado expuestos al sol o por cachondeo, ondearon desquiciantes los kleenex  pidiendo hasta las criadillas del difuntito,  lo cual provocó que el juez  Conrado García el que ya había dado muestras de falta de conocimientos, autoridad y criterio para aplicar el reglamento se dejara manipular por el puntillero Fernando Ríos y por  la tardanza  de arrastre  para conseguir que le mocharan otro pedazo de retazo  en aras de mancillar el prestigio de Cinco Villas, por lo tanto ahora Don Luis Marco Sirvent  tendrán que ajustar tuercas desde corrales donde ‘Ya está cerrada con tres candados y remachada la puerta negra’  hasta autoridades de palco e incorporando la de callejón, lo cual lograría echando mano de nombres de jerarquía como el del matador Jesús Córdoba, el taurino Paco Camino Gaona o el crítico Oscar Mejía.

Y vinieron los Recortadores Españoles con un espectáculo que enrojeció las palmas de tanto aplaudirles y solo sugerir que el toro de Lecumberri Hermanos, que quedo vivo sea lidiado a muerte a puerta cerrada para evitar suspicacias de que fue toreado en otro festejo, pues eso sería gravísimo para su prestigio señor empresario y usted no está pa’ hacerse el haraquiri.  



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