Ricardo Balderas. Foto: Archivo ESTO
Miguel Ángel García
La actuación de Jaime Ruiz, en lo que fue ayer la cuarta novillada en la Plaza México, había sido del agrado del público, quienes al término de su faena pidieron insistentemente la oreja y, una vez más, el juez Ricardo Balderas se negó rotundamente a otorgarla. Acto seguido, el empresario de la Plaza México, Rafael Herrerías, salió de su palco ubicado en el callejón y reprobó la postura de la mentada autoridad, uniéndose al descontento de todos los aficionados ahí presentes. Luego, en un arrebato, Rafael Herrerías se dirigió hasta el palco del juez para arrancar la manta que tiene el escudo capitalino y que pende del biombo, acción que fue aplaudida por el público y hasta gritos de: "¡Fuera el juez de plaza!", se dejaron escuchar.
EL JUEZ SE CONTRADIJO
Al final de la corrida, el juez Ricardo Balderas señaló ante los medios informativos que no otorgó la oreja porque la estocada fue defectuosa; sin embargo, se le cuestionó que, según el reglamento taurino, el primer trofeo lo debe de otorgar cuando la petición es mayoritaria y dijo que sí, aunque luego dijo que no y terminó en una serie de contradicciones que lo único que mostraron es su incapacidad para dirigir un festejo taurino. Al final y tras no saber qué responder, dijo: "Y ahora resulta que Herrerías manda a su prensa para atacarme".
-¿Está usted diciendo que él (Herrerías) me mandó a atacarlo?
"Yo no sé, pero hagan lo que ustedes quieran".
Y concluyó con una huida en su automóvil que no terminó muy lejos, ya que metros adelante se percató de que las llantas de su vehículo no tenían aire. Otra prueba del repudio y del coraje de la gente.
COMIENZAN LAS RENUNCIAS
Más adelante, el asesor del juez de plaza, Juan Vázquez, señaló que pedirá permiso para ausentarse de su puesto, ya que no quiere más problemas con la empresa y menos estar atravesando por esta serie de aprietos, más cuando las autoridades capitalinas dejan al abandono a sus jueces de plaza.
-¿Y qué dirá la comisión taurina de este caso?, le inquirimos.
"Nada, ellos nunca están cuando se les necesita y no se meten en estos asuntos".
-¿Qué medidas tomará el juez de plaza en contra de Rafael Herrerías?
"Aun no lo sabe. Por el momento hará su reporte de los acontecido", finalizó.
CONCLUSIÓN
Al parecer, ni la comisión taurina que dirige Rafael Solana, ni las mismas autoridades capitalinas saben del papel que sus jueces hacen en la plaza más importante de América. Una vez más nos preguntamos: ¿quién pone o quita, y bajo qué criterio, a un juez de plaza? ¿Bajo qué lineamientos o requisitos? O mejor dicho, ¿qué hace una autoridad dirigiendo un espectáculo privado? ¿Acaso en los conciertos internacionales existe un juez al pendiente?
Queda claro que el biombo del coso mayor únicamente sirve para empeorar la situación taurina, para restar adeptos a la tauromaquia y para exhibir sus carencias ante un público totalmente indiferente ante sus fallas.
La actuación de Jaime Ruiz, en lo que fue ayer la cuarta novillada en la Plaza México, había sido del agrado del público, quienes al término de su faena pidieron insistentemente la oreja y, una vez más, el juez Ricardo Balderas se negó rotundamente a otorgarla. Acto seguido, el empresario de la Plaza México, Rafael Herrerías, salió de su palco ubicado en el callejón y reprobó la postura de la mentada autoridad, uniéndose al descontento de todos los aficionados ahí presentes. Luego, en un arrebato, Rafael Herrerías se dirigió hasta el palco del juez para arrancar la manta que tiene el escudo capitalino y que pende del biombo, acción que fue aplaudida por el público y hasta gritos de: "¡Fuera el juez de plaza!", se dejaron escuchar.
EL JUEZ SE CONTRADIJO
Al final de la corrida, el juez Ricardo Balderas señaló ante los medios informativos que no otorgó la oreja porque la estocada fue defectuosa; sin embargo, se le cuestionó que, según el reglamento taurino, el primer trofeo lo debe de otorgar cuando la petición es mayoritaria y dijo que sí, aunque luego dijo que no y terminó en una serie de contradicciones que lo único que mostraron es su incapacidad para dirigir un festejo taurino. Al final y tras no saber qué responder, dijo: "Y ahora resulta que Herrerías manda a su prensa para atacarme".
-¿Está usted diciendo que él (Herrerías) me mandó a atacarlo?
"Yo no sé, pero hagan lo que ustedes quieran".
Y concluyó con una huida en su automóvil que no terminó muy lejos, ya que metros adelante se percató de que las llantas de su vehículo no tenían aire. Otra prueba del repudio y del coraje de la gente.
COMIENZAN LAS RENUNCIAS
Más adelante, el asesor del juez de plaza, Juan Vázquez, señaló que pedirá permiso para ausentarse de su puesto, ya que no quiere más problemas con la empresa y menos estar atravesando por esta serie de aprietos, más cuando las autoridades capitalinas dejan al abandono a sus jueces de plaza.
-¿Y qué dirá la comisión taurina de este caso?, le inquirimos.
"Nada, ellos nunca están cuando se les necesita y no se meten en estos asuntos".
-¿Qué medidas tomará el juez de plaza en contra de Rafael Herrerías?
"Aun no lo sabe. Por el momento hará su reporte de los acontecido", finalizó.
CONCLUSIÓN
Al parecer, ni la comisión taurina que dirige Rafael Solana, ni las mismas autoridades capitalinas saben del papel que sus jueces hacen en la plaza más importante de América. Una vez más nos preguntamos: ¿quién pone o quita, y bajo qué criterio, a un juez de plaza? ¿Bajo qué lineamientos o requisitos? O mejor dicho, ¿qué hace una autoridad dirigiendo un espectáculo privado? ¿Acaso en los conciertos internacionales existe un juez al pendiente?
Queda claro que el biombo del coso mayor únicamente sirve para empeorar la situación taurina, para restar adeptos a la tauromaquia y para exhibir sus carencias ante un público totalmente indiferente ante sus fallas.
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