12 agosto 2009

El hijo, el esposo y el padre

12 de agosto de 2009

AL hablar de su familia, Rafael Herrerías toma otro comportamiento, más relajado y sereno. Foto: Juan Ramos / ESTO
  • Miguel Ángel García

(SEGUNDA Y ÚLTIMA PARTE)

Dejando atrás el tema de los toros en esta segunda parte de la entrevista que el empresario de la Plaza México, Rafael Herrerías, concedió a ESTO, nos adentramos en la parte que poco conocemos de este peculiar personaje de la fiesta brava.

Cuando Rafael habla de toros, alza la voz, manotea y hace todo tipo de gestos; se recarga en la silla de su escritorio, se endereza, apunta y no sé cuantos ademanes más hace.

Cuando comenzamos a tocar el tema de su familia, de su vida personal, el corajudo Herrerías, el gritón y todo lo que se nos ocurra, cambia por completo. Psicológicamente se transforma radicalmente, se queda recargado en su sillón, baja la voz y los duros gestos cambian por la sonrisa. Es claro que este tema lo relaja, lo apacigua por completo, puesto que hasta en largos momentos se queda con los brazos cruzados, o bien, toma un lápiz y, mientras habla, se da a dibujar cualquier garabato.

Este es el otro Rafael Herrerías, el que no gusta de las telenovelas y sí del escritor Jeffrey Archer; el que gusta de la música del "Buki" y el que, dentro de sus grandes placeres gastronómicos, gusta de unos chiles chipotle que prepara y le regala la ganadera de Carranco.

-¿Qué has aprendido de los 19 años que llevas al frente de la Plaza México?

"A odiar a los taurinos (suelta la risa). No, la verdad es que no he sabido valorar a los taurinos, esa es la verdad. A final de cuentas, creo que todo ha sido bien".

-¿Por qué la mayoría de la gente habla mal de ti?

"No soy tan malo como me pintan, esa es una verdad".

-¿Cómo retroalimentas al Rafael no taurino?

"Bueno, me gusta ir al campo bravo y observar mucho a los toros, esto es lo que más me gusta hacer. Y me gusta comer bien, platicar con amigos y convivir con mi familia. Tengo tres hijos fenomenales y hermosos que son profesionistas, al igual que mi esposa".

-¿Pero qué te gusta hacer más?

"¡Hombre! Me gusta visitar restaurantes, comer bien, salir con amigos y mi familia. Viajo, hago actividades que cualquier persona normal hace".

-Ya que tocas el tema familiar, ¿cómo es la convivencia con tu familia?

"Mi suegra y mi mamá vienen a los toros todos los domingos; en realidad tengo lazos muy estrechos con toda mi familia. Te repito, tengo unos hijos maravillosos que son profesionistas; tengo una esposa, también profesionista y yo soy profesionista. Nos llevamos muy bien".

-Mencionas que siempre estás recibiendo consejos de mucha gente que te dice cómo hacer fiesta de toros, ¿en tu casa es lo mismo?

"No, para nada, ahí es diferente. En mi casa lo que no quieren es que me pelee, a mi esposa no le gusta para nada".

-Un día normal en la vida de Rafael Herrerías, ¿cómo es?

"Por las mañanas voy al gimnasio; hago de todo un poco, abdominales, mancuernas, por mencionarte algo. Luego desayuno con algún conocido y más tarde tomo rumbo a la oficina, a resolver o tratar de resolver problemas... trato de inventar cosas. Y como ha ocurrido siempre, por la noche tomo camino a casa".

-¿Y por la noche ves las telenovelas?

"No, cero televisión. Leo mucho; ahora estoy leyendo un libro de Jeffrey Archer (novelista y autor de títulos como El Evangelio según San Judas; Ni un centavo más, Ni un centavo menos y El undécimo Mandamiento, tres de sus libros más reconocidos). También leo a todos lo políticos que han escrito libros; en fin, por lectura no paro, me encanta leer".

-¿Cuántos libros habrás leído hasta esta fecha?

"Muchísimos. Yo creo que leo dos o tres por semana".

-¿En qué momento te dio por leer?

"Toda la vida".

-¿Con qué libro te identificas?

"Personalmente, con ninguno. Me gusta mucho la novela y nada que sea tradicionalista. Siempre compro libros, en los aeropuertos, o en un Sanborns. Precisamente ayer compré tres".

-¿La música te gusta?

"No toda, realmente casi ningún genero... bueno, fíjate que me gusta 'El Buki' (Marco Antonio Solís); Luis Miguel, que es mi cuate, y la ranchera".

-¿Cómo es un domingo al lado de tu familia?

"Por el momento tengo a mis tres hijos fuera de México; sin embargo me gusta convivir con mi mamá, mi esposa y mi suegra, o con mis amigos".

-¿Te involucras en algún menester del hogar?

"No. Tengo una señora que hace todo y es maravillosa. A veces me gusta cocinar y lo que mejor me sale es el arroz con queso".

-¿Arroz con queso?

"Sí, así de simple. Lo guiso y a punto de cocción le agrego queso manchego, oaxaca y chile chipotle que me regala la señora de Carranco (la ganadera, doña Laura Villasante) y queda fabuloso. Aunque, déjame decirte, en la casa que es tuya, enfrente tengo infinidad de restaurantes, así que siempre tengo cerca la tentación".

-¿Cuál es tu mayor placer?

"¡El pedo!", suelta la risa.

-¿De los siete pecados capitales, cuál sería el tuyo?

"Te digo una cosa, no soy nada envidioso. No tengo envidia de nadie... me gusta ver a la gente reír. Tengo un grupo de amigos y amigas que, por el simple hecho y placer de reírnos, a veces decimos puras tonterías. Es como una terapia de relajación... me gusta mucho ver a la gente contenta y que mis hijos estén bien".

-En lo personal creo que tu pecado capital es la ira y es uno de los más castigados, ¿sabías? Lo mismo que la vanidad.

"Pues sí... puedo ser un poco así. Sin embargo, me enojo, mas no me entra la ira".

-¿Has sido así con tu familia? No quiero imaginar cómo era cuando uno de tus hijos no hacía la tarea.

"No te creas, nunca les dije nada. Mi señora fue la que siempre estuvo al tanto de estas situaciones. Ahora te puedo decir que me entiendo mejor con mis hijos; uno de ellos está en España haciendo un master; el otro está en Canadá desde hace 15 años".

-¿Cuántos hijos tienes y a qué se dedican?

"Uno es contador y vive en Montreal, Canadá; el otro se dedica a la administración de empresas y está en Madrid; la niña está en el cuarto semestre de psicología. Mi esposa es bióloga... (y otra materia que ya no entendí muy bien).

-Realmente te ves poco con tus dos hijos, ¿no?

"Ahora sí. sin embargo nos damos nuestro tiempo para estar juntos. Ahora que fui a España estuve conviviendo con el niño y eso sí, con los dos que están fuera hablo todos los días por teléfono".

-¿Qué extrañas más de tu familia?

"Creo que todo está bien... sin embargo, existen cosas que pasan y que la vida te las pone en el camino no sé por qué. Mira, estuve procesado fiscalmente por supuesta evasión fiscal y no pasó nada. Luego, a uno de mis hijos lo secuestraron; me han asaltado nueve veces y han robado mi casa. Creo que ya he pasado por las duras, entonces ahora trato de divertirme con mi familia, pasarla bien y de estar al pendiente de mi mamá, de mi suegra. No soy lo que piensan de mí, esa es la verdad".

-¿Te gusta ir al cine?

"No. He visto las películas de Iñárritu porque es mi amigo y ya. La última vez que fui al cine, quitando las dos del 'Negro' (como de cariño le dice a Iñárritu) fue una ocasión con Manolo Martínez y Vicente Fernández, en San Diego, y fue para ver la película Tiburón".

-¿Dónde te haces en 10 años?

"No sé, en el infierno -suelta la risa y prosigue- no soy muy futurista".

-¿Qué pensamiento te viene cuando escuchas la palabra Manolo Martínez?

"Es un 'pelado' al que le tengo mucha admiración, aprecio, cariño y hermandad. Ojalá que hubiera un Manolo ahorita, para poner en orden todo esto".

-¿Cómo era tu vida cuando niño?

"Nací en esta capital; mi padre (que ya murió, don Rafael Herrerías) era catedrático de la UNAM e hizo tres carreras y dos maestrías. Mi mamá (doña Sofía Olea), era ama de cada y trabajaba, le gustaba chambear mucho. Tengo cinco hermanos, uno ya murió; todos están alejados de la fiesta brava. Comencé a trabajar de muy chavo; cargué bultos en los supermercados, fui enfermero, chofer y charro profesional junto con Antonio Aguilar".

-¿Y charro por qué?

"Mis hermanas eran escaramuzas y por eso me metí a la charreada. Y era bueno, sobre todo en la jineteada y en el paso de la muerte".

-Y al final, ¿por qué estudiaste veterinaria?

"Mi papá quería que fuera médico, pero le dije, 'de que se me muera un pelado, a que se me muera un perro...' Esa fue la realidad".

-¿Eres visceral?

"Soy bastante normal. No obstante, a la gente le jode mucho que le hables de frente".

-¿Qué te gustaba jugar de niño?

"Pues no recuerdo... ¡eso sí, me gustaban mucho los chingadazos! Siempre fui peleonero".

-¿Es cierto que un día, cuando andabas con Manolo Martínez, en una plaza de toros y durante la actuación del matador, te subiste a golpear a dos personas que estaban molestando a Manolo?

"Fue en Tlaxcala y sí, recuerdo que se estaban metiendo duro con Manolo... y eso se repitió dos o tres veces en otras plazas".

-¿Qué te ha dejado ese "título" de broncudo?

"Nada bueno, esa es la verdad".

-¿Cuál ha sido la filosofía de tu vida?

"Trabajar y trabajar".

-¿Y tu mayor tesoro?

"Mi familia, eso es".

-¿Deseas agregar algo más?

"Que no soy lo que la gente cree. Trabajo muy cabrón por esta plaza (la México) porque es mi negocio y modo de vida. Y no es para mí sólo; trabajo para mucha gente y es la misma que ahorita está muy preocupada".

Sin más que agregar, me despido de Rafael Herrerías y le agradezco el tiempo que se tomó para conceder esta entrevista, otra exclusiva más, para ESTO.


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