26 agosto 2009

RINCON TAURINO (27/08/09)





"Han pasado Setenta y Cinco años"


  • Por :Antonio Casanueva

Don Nestor Luján en su "Historia del Toreo" publicado en la primera edición de en Barcelona, España en octubre de 1954 la que dice textualmente que "...Al llegar a la biografía de Ignacio Sánchez Mejías, forzosamente se ha de emplear un tono distinto de la de cualquier otro torero que haya existido" y delicadamente a continuación lo aclara; "Porque Ignacio Sánchez Mejías fue sin igual, tanto como torero y como hombre." Era un caso patológico de valor como su cuñado "El Gallo" lo era del miedo. Uno y otro no eran naturales, ni entraban dentro de una transida dimensión humana. Fue Ignacio, -el bien nacido- según le llamó su amigo el poeta Federico García Lorca, un torero mas bien basto, de gesto dionístico y de una temeridad desmandada. Un torero con un mundo en la plaza y una vida aventurera e inquieta. Espíritu fuerte y vital, se dedicó a los toros, porque en la hora sevillana en que nació la única salida auroleada y romántica para un héroe, era El Toreo.

Y mas adelante remata diciendo del propio Sánchez Mejías que "su valor en la plaza, era sencillamente aterrador". Los alardes mas suicidas los ejecutaba con la simplicidad del hombre que lleva dentro de la cabeza, el furioso cometa de la locura que le ponía una frente amplia y romana, lívida como de estatua, una frente con la blancura clásica del hombre tocado por la muerte. Pero encerrado en tablas, estampado entre el toro y la barrera, le esperaba el toro "Grandino", en la tarde el 11 de agosto de 1934.”


Sánchez Mejías había reaparecido aquel año, luego de siete de inactividad taurina, a la edad de 43. Porque este torero fue siempre un espíritu aventurero y desprendido que le atormentaba morir en la blancura de una cama. Por su parte, Hemingway el escritor norteamericano, que paseaba por aquellos tiempos en España, decía que Ignacio no podía entrar por La Villa de Madrid sin que los gitanos advirtieran que olía insoportablemente a muerto.

Pero dejando a un lado las aseveraciones de Nestor Luján comencemos con la historia de nuestro personaje, nacido en Sevilla el 6 de junio de 1891, hijo de un afamado médico de considerable fortuna. De muy joven conoció a Joselito quien iba a la placita de su padre a practicar el toreo. Estudió bachillerato e incluso un curso avanzado de Medicina, pero se le desato el espíritu de aventura y embarcó en compañía de Enrique Ortega, banderillero que como él también será cuñado de "Joselito", a México sin dinero alguno, en un buque que los llevaría vía Nueva York. Vistió en México, por primera vez el terno de luces, en una novillada alternando con "El Rerre" siendo muy aplaudido, retornó a España como miembro de la cuadrilla de "Corchaito de Bilbao" con quien toreó con frecuencia y se presentó en Madrid alternando con Larita y Magritas, toros de Fernando Villalón, obteniendo un gran éxito especialmente con las banderillas por lo que siguió toreando tanto como peón de brega o como novillero.


En 1914 ingresó a la cuadrilla de "El Gallo" y poco a poco fue consolidando su fama como peón y deslumbrante banderillero, lo que le permitió ingresar nada menos que a la cuadrilla de "Joselito", quien finalmente le otorgó la alternativa en Barcelona el 16 de marzo de 1919, siendo testigo Juan Belmonte y logrando un triunfo rotundo, logrando ese año, una temporada magnífica en la que alcanzo a torear 50 corridas.


En 1920, confirmó la alternativa en Madrid durante la Corrida de Beneficencia, siendo "Joselito", una vez mas, el padrino de la ceremonia, en tanto que Juan Belmonte y "Varelito" testigos. Alcanzó a torear 90 corridas durante esa temporada.


Durante los inviernos viajaba a México en donde estableció una furiosa competencia con Rodolfo Gaona. Para continuar en España los años de 1921 y 22 en donde abrillantó su cartel por su desmedido valor, Se retiró temporalmente de la profesión en Avila, una tarde al final de la temporada, encerrándose con siete toros, para permanecer alejado de la actividad taurina por algo mas de un año y medio pero reapareció y se mantuvo en actividad los años del 24 al 27, al cabo de los cuales se retiró en Pontevedra, brindando su último toro al afamado escritor taurino Don José Ma.de Cossio para concentrarse en su quehacer literario y teatral.


En 1934 vuelve nuevamente a los toros cuando ni sus facultades físicas, ni su estilo de toreo podrían reportarle grandes triunfos. Un año, por lo demás que fue fatal para el toreo ya que de cuarenta toreros que fueron corneados, doce murieron en las plazas. Hasta que llegó el fatal día 11 de agosto en que le ofrecen a Ignacio el puesto asignado inicialmente a Ortega, en la corrida de Manzanares, donde hacia el paseíllo con el rejoneador portugués Simao da Veiga quien rejonearía dos novillos, el mexicano Fermín Espinosa “Armillita” y Gregorio Corrochano a pie, quienes matarían una corrida de Ayala.


Al primer toro de nombre "Grandino", le dio un pase cambiado, sentado en el estribo y al intentar repetirlo, fue cogido gravemente por el muslo derecho. Se le trasladó a Madrid, declarándosele gangrena gaseosa y murió el 16 de agosto a escasos 4 días de la cogida.


Sánchez Mejías no fue un torero excepcional, pero tuvo una gran y acusada personalidad, su sola presencia infundía una categoría muy diferente a la de los demás toreros y quienes lo vieron en sus tardes de éxito no lo pudieron olvidar jamás ya que Sánchez Mejías infundía tal presión que complicaba mas aún las dificultades por el placer de vencerlas. Ello le creó un distinguido aire de dueño y señor en las plazas en donde doblegaba la hostilidad del público y si a ello agregamos su gran amistad con los miembros de la Generación del 27 y que Federico García Lorca lo inmortalizara con su elegía, se puede concluir que el nombre de este torero sevillano pasó como pocos otros a la posteridad.



¡Que gran torero en la plaza!

¡Que gran serrano en la sierra!

¡Que blando con las espigas!

¡Que duro con las espuelas!

¡Que tierno con el rocío!

¡Que deslumbrante en la feria!

¡Que tremendo con las últimas banderillas de tiniebla!



Antonio Casanueva




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