22 de febrero de 2010
Los dos salieron a hombros, ante gran entrada
- Horacio Soto Castro
Ante un entradón en la Plaza México, la mejor de la temporada con mucho, el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza y el matador Uriel Moreno "El Zapata" salieron a hombros luego de cortar dos orejas cada uno, mientras que Mario Aguilar volvió a salir con las manos bajas, frente a los toros de Rancho Seco que fueron complicados y su desempeño dejó mucho que desear en relación con lo que había enviado anteriormente.
Pablo Hermoso de Mendoza acaparó la atención y prácticamente él fue quien hizo la entrada, pero el triunfador sin tapujos fue el tlaxcalteca, quien alcanzó su tercera salida en volandas de la gran macroplaza, pues los trofeos para el navarro le fueron protestadas ruidosamente y en forma hasta cierto punto irrespetuosa, porque las tiró sin ninguna categoría para dar la vuelta.
Hemos dicho en algún momento que los trofeos es lo de menos, son retazos de toros, y en esta ocasión así es, pues de ninguna forma se va a poner en duda la enorme capacidad taurina de Pablo, que sigue siendo hoy por hoy el más grande representante del arte de Marialba. Tan es así que durante la vuelta que dio le aplaudieron fuerte y luego en el centro del ruedo gran ovación.
EL FESTEJO
Repetimos que la Plaza México se vio atiborrada en las localidades numeradas y en las generales registraron una gran entrada, como no se ha visto en esta temporada. Un gran arreglo floral en el centro del ruedo dando la bienvenida a la afición, en lo alto un sol brillante que cayó vertical en el ruedo y cielo azul, pero no faltó como es costumbre en febrero, el viento que por momentos deslució la labor de los espadas y en la actuación del rejoneador se levantaron espesas polvaredas. Y el famosísimo olé no pierde su tono y se acentúa en estos festejos.
RANCHO SECO
El encierro que envió la ganadería de Rancho Seco fue disparejo en presentación y en el juego que dieron sus astados, tanto de pinta como de cornamenta y en su desempeño. Fue un encierro descastado, que presentó complicaciones, desarrollaron sentido y peligro. Lo que hay que anotar a su favor es que todos fueron a los caballos y empujaron. Sobresalieron el segundo de rejones al que le dieron arrastre lento por su clase. Y el primero de Uriel, los otros pusieron en aprietos a los alternantes. El primero saltó al callejón y el tercero intentó hacerlo.
PABLO
Una vez más Pablo Hermoso de Mendoza hizo vibrar a la Plaza México con su toreo señorial y sus finos equinos, dejando ver su maestría, su clase, su impecable conducción de sus caballos, así como lo certero que está en los fierros. Su temple lo puso sobre la arena y logró momentos de gran exposición, de una brillantez cegadora llevando embebidos en las ancas de sus caballos a sus dos toros a los que les hizo lo que quiso. Puso en éxtasis a los cientos de aficionados con su caballo Ícaro, al que tiene amaestrado y en el centro del ruedo como que hipnotizó al toro y luego con Pirata al final de la lidia de su segundo, que fue un pasaje emotivo, tierno y de gran belleza, que arrancaron sonoras ovaciones.
En su primero manejó admirablemente a la yegua Estella, a Silveti, a Caviar y a Pirata. Estando muy certero en rejones de castigo, en banderillas a una mano, en banderillas cortas, haciendo sus clásicos quiebros, sus giros en la cara de los toros y sobre todo toreándolos muy templados en todos los terrenos y hasta el teléfono hizo con Pirata y luego el par a dos manos que fue magistral por dentro, exponiendo en verdad. No estuvo muy certero con el rejón de muerte, hizo dos viajes y echó pie a tierra para descabellar al primer golpe. Pitos al toro y palmas para él.
Con su segundo en verdad dio una cátedra del toreo a la jineta en todos los terrenos, clavando de frente, al estribo, de frente o de tira como se dice. En fin dio a conocer todo su gran repertorio de bien torear, templando y mandando y exponiendo como ese momento en que en un palmo de terreno por dentro, al quiebro, clavó las banderillas. Chenel tuvo un gran desempeño y con Ícaro ese pasaje domeñando al toro y luego de Pirata en las tres banderillas cortas que se sucedieron en forma brillante al final de su labor. Pablo resultó con una lesión en el codo derecho en un desplante garboso que realizó. Fue una pieza torera que hizo Pablo. Dos orejas soltó el juez y se las protestaron. Pablo no pudo alcanzar su cuarto rabo en la México.
"EL ZAPATA"
Uriel Moreno "El Zapata" sacudió al público que también vibró con el desempeño del tlaxcalteca, quien mantiene su sitio y sus deseos de triunfar. Siempre valiente y siempre dispuesto a dar lo mejor. Uriel estuvo valiente y lucido con el capote, primero al ejecutar las largas afaroladas y después en quites por tafalleras sin mover los pies para rematar con media revolera de gran calidad y colorido. Como todo diestro experimentado, anda tranquilo, sereno y dándose su tiempo y espacio. Y en el tercio de banderillas volvió a enloquecer al público al ejecutar el "Par Monumental" por el que volvió a dar la vuelta y engrandeció el tercio con otro par al violín, previo galleo en la cara de la res, y cerrar con el par a dos manos por dentro, pegado en tablas Su faena de muleta la vio entorpecida al inicio por el fuerte viento, pero a pesar de ello se dio a torear por ambos lados templando y mandando. Hubo una tanda de siete muletazos por la derecha que le corearon en verdad con emoción por la hondura que llevaban. Se fue por derecho y cobró un estoconazo del que salió muerto el toro. Su tercera salida a hombros y la primera con dos orejas de un mismo toro.
Su segundo fue un garabato, lleno de mañas. Era un toro que no era ni para ponerle banderillas, pero Uriel le echó el valor reconocido y cubrió el tercio con mucho mérito más que efectividad. El toro llegó al tercio mortal con la cabeza suelta y tirando los derrotes como programas. El público le protestó cuando fue a cambiar el ayudado, pero es un torero íntegro y se regresó para seguir toreando sin beneficio alguno y cortó por lo sano.
MARIO
Mario sigue con el santo de espaldas y le correspondió el lote menos toreable. Aún así dejó ver sus cualidades, su clase y su torerismo. El viento lo molestó en su primero, que brindó a su compañero Octavio García "El Payo". Estuvo valiente ante ese toro espión, desarrollando sentido, que lo buscaba afanosamente. Lo aguantó y le sacó los muletazos. Estuvo mal a la hora de matar. Su segundo fue algo parecido con mucho peligro y sentido, pero ahí estuvo. A éste lo mató pronto.
ESTO
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