AQUEL MARIANO
Ya el cielo pardeaba, no, mas bien de luto vestía cuando tomamos la lengua asfáltica que de cabo a rabo abrochaba a San Juan del Río con Tequisquiapan, aquella tarde noche del calendario de junio del 1975, en la que en San Juan, Manolo Martínez y Mariano Ramos, se habían emborrachado toreando en mano a mano una corrida de San Martín recuerdo bien que se zumbaron entre otros un castaño y un cardenito, lo que no se me olvida porque la cabezas las traía en la cajuela listas para ponerlas en las manos del 'Tato', el caso es que ‘El Charro’ traía hambre y pa’ no variar como era clásico por aquellos lares, tiramos rumbo a La Bilbaína sin llegar al legendario restaurante, Mariano hizo frenar el convoy y pa’ pronto le llegamos a los de cabeza, de lengua, de sesos y ojo que eran tan famosos allá sobre la banqueta de la Benito Juárez, el puesto estaba todo desvencijado pero la salsa picaba hasta los cimientos así que después de pasar ‘los tacones’ con una gorda y colorada ‘Mister Q’ ¿o seria con un Pep bien anaranjadote?, se imponía bajar la jama con algo decente proveniente ¡claro! del agave o de la caña y pa’ ello que mejor que la casa ‘Campo Real’ de la jefa en Tequisquiapan.
El encierro bien cuajado de la dehesa ‘Del Murciélago’ a la que se le sumaron los ‘Caballitos Cerreros’ que por allá nunca faltaban y unos de encaste europeo que muy de moda estaban los de ‘Santa Wyborowa’, la anfitriona que pa’ eso se pintaba sola, apareció como por arte de magia a un trovador descuadrado y desafinado pero no obstante su desfachatez musical le metió harto ambiente al cotarro, lo que sirvió para que el Bardo sentenciara que el día que debutara como padre al chaval le pondría por nombre ‘Manolo’ no Manuel y si resultaba gachí la recién nacida pues se le nombraría Mariana ¡Que Caray! que mejor forma de honrar a esos torerazos que remojándole la molleja a la criatura al alimón con el nombre bendito cosa que se cumplió y la Mariana pues ahí anda salerosa y cascabelera ¿y ahora Mariano, con quién voy a recordar, como siempre lo hacíamos, ese pasaje?
Ya mucho más echados pa’ acá, que risotadas aquellas, cuando una mañana como muchas, íbamos en tu camioneta rumbo a tu rancho cuando empezaste a platicar que a tu perrito ese saltarín al que mentabas ‘Blacky’ y que era torero a carta cabal valiente como el que más, pues jamás se rajo ante ninguna vaca brava, (dentro del tentadero) requería de que se le hiciese una ortodoncia general o que le pusieran dentadura completa y que no obstante lo caro que saldría ‘el chistecito’ tu se la ibas a pagar ¿y ahora Mariano, con quién voy a recordar esa ocurrencia tan tuya?
Otra y otra vez rumbo a la ganadería que decías que tus tierras eran toreras al alimón pues colindaban con los estados de Queretaro e Hidalgo y la subida esa al monte donde decías que había una ermita o quien sabe que cosa pero que presumías que desde ahí arriba la vista era colosal, cuando lo meramente asombroso era que no mandarás ponerle luz a la casa de la finca y por eso teníamos que jamar temprano porque se no se iba la luz del día y entonces ya, no había manera de ver ni donde estaban los pomos y eso si era preocupante ¿y ahora Mariano, con quien voy a rememorar aquella vez que escondimos una de ‘Batman’ y por culpa de la pinche luz nunca encontramos la mendiga botella?
Aquí estoy viendo unas fotos de una faena de tienta y herradero ¡uy! ¡que a todo dar!, en esta otra estas con tu chaleco aquel azul, tu camisa colorada, tus pantalones Topeka y tu sombrero de palma, mira que bien te vez y que erguido y plantado estas haciéndole la lidia de enchiqueramiento a un ‘pegue’ ¡salud! a también veo atestiguando a ‘Curro de los Reyes y a Federico Garmendia ‘El Mexicano’ al que se le extravió en la salita su álbum fotográfico y como ya no tenia que presumir, pues se sumió en una depresión que mas bien era encabronamiento, ¿y ahora Mariano, con quien voy a revivir aquella tarde?
Oye, lo que no se me va a olvidar nunca, fue cuando regresábamos de tu rancho y quisiste que pasáramos a Tequisquiapan por una botella pa’ el camino, compre una de ‘Glorias de Cuba’ tu camioneta la venía manejando uno de los amigos, seguro era Gonzalo de Ortuño, (hombre de todas tus confianzas) tú de sentaste hasta la fila de atrás el Bardo en la en medio y junto a el Salvador Solórzano ¿O sería el otro cuate? ¡no! el pomadoso apoderado del ‘Pana’ quién no paraba de joder que dizque para que ya no brindáramos y amenazó con aventar el elixir por la ventana pero no contó con que el cristal estaba trabado, ¿y ahora Mariano, con quien voy a reírme del ‘Gemelo’ Solórzano?
Y lo peor es que ahora te metiste a un estuche y creo que ya lo cerraste por dentro, así que solo te diré porque ya no te volveré a ver que él Mariano aquél que yo conocí fue; un Figurón del Toreo del que él Bardo no escribirá sobre sus hazañas taurinas, por qué para ello tu mismo te encargaste de escribir tu historia con letras de oro.
Bardo de la Taurina.
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