24 marzo 2009

Toros y algo más

El Junco ganó trofeo en la México
Enrique León `Don Piri´






La ganadería michoacana de El Junco, ubicada en Araró, propiedad del licenciado Fernando Ochoa Ponce de León y de su hijo Fernando Ochoa El Tikis, quien es ahora el que se encarga de escoger los empadres y pies de cimiente. Sabido es que en cada temporada se les dan trofeos a los triunfadores: matadores por la mejor faena y estocada, subalternos por el mejor par de banderillas, a los picadores por el mejor puyazo, y a los criadores de toros de lidia por el mejor encierro.
En la temporada pasada 2008-2009 estuvo muy peleado el trofeo entre la ganadería de El Junco y la de San José; después de acalorados alegatos, la comisión taurina dio el fallo a favor de la ganadería michoacana de El Junco. Estando a cargo El Tikis, fue él quien recibió los honores dando la vuelta al ruedo en son triunfal en la plaza más grande del mundo, esto fue la tarde de su presentación, pensamos que se conformaría con ese gran éxito, no fue así, y echándole mucho valor mandó otro encierro a la México, esa tarde se la jugó, lo digo porque si no repite el triunfo, el primer éxito hubiera sido calificado como chiripazo; confiando El Tikis en la nobleza y bravura de su ganado, repitió color y por segunda ocasión volvió a dar la vuelta al ruedo devolviendo a los tendidos prendas y sombreros que los aficionados tiraban a sus pies; esto que les comento se dice fácil, pero en los hechos es muy difícil, con decirles que no recuerdo que un ganadero en una temporada haya dado dos vueltas al ruedo, es obvio que los dos Fernandos, padre e hijo, estén muy contentos, no así el tercer Fernando Ochoa, matador de toros, ya que por pinchador perdió la consagración de su carrera de trece años.


Eso de ser buen criador de toros bravos y nobles es una cosa muy difícil y complicada, además que los resultados de los encastes se ven después de cuatro años, tiempo largo que los ganaderos tienen que esperar para ver lidiar a sus toros y calificar su bravura y nobleza; si las cosas salen bien en esa camada, pues entonces trata de conservar lo más posible esos pies de cimientes y semental, aunque dicen los ganaderos que los toros no tienen palabra de honor, eso se comenta en el mundillo taurino, porque cuando un criador piensa firmemente que un toro va a salir al ruedo a poner en alto su nombre, resulta que sale al ruedo un mansurrón peligroso, eso me lo platicaba mi amigo don Alfredo Ochoa, ganadero de Campo Alegre, que ya descanse en paz, ganadería que desgraciadamente su nieto Alfredito le dio prácticamente muerte; de vez en cuando escucho por la radio anunciándose toros de Campo Alegre en los jaripeos; si mi amigo ganadero reviviera y viera a sus toros montados, seguramente se volvería a morir de vergüenza, fue don Alfredo Ochoa un ganadero escrupuloso y honesto.

Ahora los ganaderos triunfadores tendrán que redoblar sus cuidados para seguir conservando esa sangre noble y brava que en estos tiempos está muy escasa. Como decía Manolo Martínez, es más difícil conservarse en el sitio de figura que llegar, detalle que se ve muy seguido entre los matadores, varios han cortado un altar de orejas y hasta rabo en el coso de Insurgentes y cuando los repiten pegan su petardo tronando sonoramente, no tiene caso dar nombres, aunque la verdad no peca pero incomoda, en hora buena al licenciado Fernando Ochoa y al ingeniero El Tikis.

Y para Fernando Ochoa El Fero, le diremos que si no aprende a matar a los toros, aunque sea muy buen torero, nunca se sentará en el trono de figura.

Suerte y al toro.


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