28 mayo 2009

las charlas con EL BARDO DE LA TAURINA


NOVILLEROS CON LUZ


Todavía esta humeante la temporada que se dio en la Plaza de Toros, Los Ibelles y ya empiezan a nacer los ‘istas’ de esa dupla de chavales que son Jesús Chavarría y Rodrigo Ochoa, al grado de que están caldeando el ambiente y esto es algo que en parejas hacia años no se veía o tal vez ¿será una tercia? ¿o un póker? ¿o una quintilla? ¿estaremos ante los nuevos Mosqueteros y su D’ Artagnan ? ¡Ojala!, el hecho es que el toreo de Jesús Chavarría, sobrio, erguido, majestuoso, imperial, señorial de este ¿Mosquetero? que a decir de la afición merecía un rabo en Los Ibelles que la espada le birló, está obteniendo resonancia en los seguidores de Rodrigo Ochoa, quienes siguen asegurando que si este no se va con una cornada, otra sería la historia, la verdad es que este chaval fruto de la prosapia novilleril de aquel legendario ‘Caminante’, posee juventud, gracia torera que le permite subir con las telas, el aroma al tendido y ahí lo remata con valor asombroso, y anhelan demostrarle a Orlando Mirafuentes de Anda que el galardón de triunfador ‘Ibellino’ se lo van a pelear a capa y espada, cosa nada fácil porque el descendiente de la dinastía de los Herros es un torerazo que posee el frasco de las esencias y el valor sereno que lo hacen conectar rapidito con el graderío y que decir de Paulo Campero, ese torero de la legua romántico y desgarbado pero sobretodo sabedor de que la gloria en el toreo solo se logra con pasión y con entrega atributos estos que Paulo Campero trae como ‘avíos’ pa’jugarse la vida en cualquier plaza y como colofón esta César Ibelles el del toreo fresco y nítido, luminoso como arco iris que cuando aparece cautiva y es que César Ibelles es un nuevo amanecer de la novillearía ¡Ahí están los toreros! señores empresarios... ¿Dónde están los toros?


EL LIBRO DE PAQUIRRI

Hermanos Lora era aquel bar sevillano donde de una pared lapidaria pendía la cabeza del toro Avispado, ese marrajo de Sayalero y Bandres que en 1984, en la plaza de Pozoblanco le cobrara a Paquirri su valentía y lo pasaportara a la inmortalidad y diera pie para que el mas apasionado ‘Paquirrista’ Don Juan Carlos Lora se pasara años recabando información y todo aquello ligado con el majo torero oriundo de Zahara de los Atunes, provincia de Cádiz, para que a través de un libro retacado de historia le rinda homenaje a este torero, que el mundo vio inyectarle serenidad al galeno para pasaportar su propia muerte ¡Tranquilo doctor, la cornada es grande, usted haga lo que pueda! , ahora Don Juan Carlos Lora esta por concluir el libro y solicita que si algún aficionado tiene algún testimonio inédito o interesante como aquel cuando en la temporada del 1971, Manolo Martínez estaba atravesando por una avalancha de presiones y al saber que sería anunciado para enfrentar a Paquirri en la Plaza México, con esa su jerarquía de ‘Mandón’ al empresario que sacara del cartel al tercer espada y que entrara Mauro Liceaga, el mas grande banderillero de aquél momento, a quien Manolo solicitó, brindara su mejor tarde con los rehiletes para apagar en el segundo tercio a Paquirri y así evitar la presión que el español metía con los garapullos donde ejercía un espectáculo imponente, lo que lo hacia sacar ventaja frente a sus alternantes, así que aficionado si usted tiene algo que aportar en torno al torero palmado hace 25 años y que dejó viuda a la tonadillera Isabel Pantoja, hágalo dirigiéndose a


CENTAURO CON SOLERA

Guillermo Gamero se apasionó del Arte de Marialba, al grado que sería difícil recordar un caballero ungido matador de tricornio, cuando sobre su montura cabalgaban cincuenta años, su debut se dio al lado de Francisco Camino y Manuel Martínez, coronado con la oreja de ‘Gasparin’ y al terminar el festejo la musa que le había habilitado las ‘sajonas’ (chaparreras) se las retiro cuando la muina le gano al no ser brindada por el asolerado Gamero, ahí mismo en la plaza un subalterno le vendió por míseros cinco mil pesitos otras ‘cuereras’ de ‘El Cotiñal’ la talabartería mas famosa del mundo, Don Guillermo no salía del asombro que le causo aquella ganga, hasta que un día un taurino le dijo; oye Gamero las iníciales de tus ‘sajonas’ son las de Pedro Moya ‘El Niño de la Capea’ ¿te las regalo?... por si las ‘moscas’ el rejoneador las mando tapar, sin duda este personaje es un anecdotario viviente.


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