Manolo Arruza se despidió de los ruedos
cortarando una oreja y Enrique Ponce se apuntó otra
- Guillermo Leal
Ciudad de México (8 noviembre 2009).- Fermín Spínola puso el ejemplo que deben seguir los toreros mexicanos, sobre todo quienes, como él, buscan la consolidación, aprovechando cabalmente el marco excepcional de una tarde inaugural y cortando tres orejas gracias a sus enormes cualidades con capote, banderillas y muleta.
No se achicó y, pese al gran compromiso que supone abrir una temporada en la despedida de un clásico como Manolo Arruza, lleno de entrega, y de una primera figura como Enrique Ponce de gran pundonor, y que además ambos ya habían cortado una oreja, Spínola subrayó que está dispuesto a llegar alto.
La tarde fue ejemplar en todos sentidos, no sólo en el ruedo sino en los tendidos, cuyo numerado se llenó. Ese público entusiasta exigió cuando se equivocaron al echar al ruedo un regalito, sí, un toro pequeñito que desató la bronca. La empresa, pese a ser un toro fuera de la lidia ordinaria, estuvo de acuerdo en su devolución, calmando los ánimos.
Que sea ésta una llamada de atención para que todos, en especial los ganaderos y los matadores, no se equivoquen en el tamaño de los toros y echen a perder algo que comenzó con el pie derecho.
Los dos mejores astados del encierro de San José fueron para Fermín, sobre todo el sexto, que además de clase tuvo emocionante bravura.
Con ellos, Spínola consiguió ponerle nombre a la temporada, hacer el mejor quite, uno de Fregolinas a su primero, y ejecutar la que será sin duda la mejor estocada de la campaña, por cómo entregó el pecho el torero llegando con la mano en todo lo alto al morillo.
Ya sus faenas de muleta habían tenido lo suyo, lo bueno y lo otro, pero ambas con un tenor común: el del buen gusto y el temple, sobre todo en sus muletazos en redondo, eternos, profundos.
Un ejemplo de entrega fue el de Manolo Arruza quien a sus 54 años, en perfecta forma física, hizo un esfuerzo para lucir con el capote, las banderillas y la muleta, realizando en su primero, que duró poco, un par de tandas de mucha clase. Luego, en su último astado, "Veracruzano", le echó coraje y gustó mucho.
Lo de Ponce fue la ratificación del cariño del público y su compromiso por estar bien en todo momento, con el bueno y con los malos, como fue el caso.
Primera corrida a detalle
San José
De los ocho toros que saltaron al ruedo, siete de buena presencia, todos bravos para los caballos. Hubo nobleza en los primero, tercero y sexto; a los demás les faltó raza. Sacaron uno muy chiquito de regalo que fue bien devuelto a los corrales.
Manolo Arruza
En su adiós a los ruedos, una oreja de su primero y vuelta al ruedo al son de Las Golondrinas en el último de su vida vistiendo de luces.
Enrique Ponce
Una oreja del segundo de la tarde, palmas en el quinto; y una gran ovación en el último de regalo.
Fermín Spínola
Dos orejas con ligeras e inofensivas protestas en su primero y una oreja con mucha fuerza en el sexto de la tarde. Al final salió en hombros.
Clima y asistencia
Tarde fresca, sin el frío calador de toda la semana y con una asistencia de 30 mil espectadores, aproximadamente.
Incidencias
Su primer toro lo brindó Arruza al empresario Alberto Bailleres y su último al público. Fue su pequeño hijo Carlos Manuel quien le cortó la coleta en presencia de tres toreros cuyos padres fueron grandes figuras: Jesús Solórzano (Jesús Solórzano); José Antonio Ramírez "El Capitán" (Alfonso Ramírez "El Calesero" y Guillermo Capetillo (Manuel Capetillo)...
Un aficionado fue ingresado a la enfermería cuando tuvo una descompensación en la presión arterial...
Los miembros de la Porra Libre no entregaron el trofeo Manolo Martínez a Enrique Ponce como triunfador de la campaña pasada.
REFORMA
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