09 noviembre 2009

RINCON TAURINO (12-XI-09)



Manolo en compañia de su bella hija Tana Arruza 

"37 AÑOS DE ARTE…" 2a.Parte
  • Por Antonio Casanueva
El pasado domingo 8, fecha doblemente importante por ser  tanto la tan esperada inauguración de la temporada grande 2009-2010, como por haberse anunciado la despedida formal de los ruedos del matador Manolo Arruza, con lo que se cerrará  la dilatada carrera profesional de tan importante torero mexicano, en tanto por el otro, de La llamada "Dinastía Arruza",  que iniciada por su padre, vino a significar inicio de  la  era moderna en México, de nuestro espectáculo favorito.

En el cartel figuraron  el propio Manolo, el valenciano por años triunfador de esta plaza y consentido del público capitalino Enrique Ponce así como la inclusión
de Fermín Spíndola  joven promesa de la torería nacional y quien en la
temporada anterior destacara notablemente, pese a la frialdad y carencia
de emotividad, lidiaron un encierro de San José, un hierro joven  procedente del encaste Saltillo–Santa Coloma de preciosa estampa muy en tipo que ha dado mucho que hablar y como lo aseguraban los enterados no defraudó a la parroquia, salvo un séptimo de regalo, para Enrique Ponce, el cual fue devuelto a los corrales y adecuadamente substituido.


Ante tantos atractivos,  que ameritaban que el coso luciera sus mejores galas lo que ocurrió solo en parte ya que éste fue engalanado con letreros alusivos a la despedida de Arruza, sin embargo el lleno no se dio y al MOMENTO de partir plaza las  cuadrillas,  lejos de estar a reventar, tan solo mostraba media plaza, la que en el transcurso y espera a que la Autoridad hiciera sonar el clarín,  fuera mejorando hasta llegar,  a los dos tercios.


 Mas allá de la gente  que pudo haberse acomodado en el tendido, debo de confesarlo, la memoria me traicionó transportándome otra vez,  al mas recóndito Rincón de mis recuerdos y no  pudiéndola detener, recordé de tantas cosas....entre otras, aquella tarde en que anunciara en el mismo coso, La Despedida del torero lusitano y por coincidencia, también de nombre Manolo,  pero de apellido Dos Santos, es decir Manolo Dos Santos.

En  esa tarde, en que el otro Arruza,  Carlos, bien conocido como "El Ciclón Mexicano"  actuando como un auténtico Ciclón luego de realizar la faena mas
sentida e importante de su carrera y si no de toda la carrera, al menos si, de  la plaza capitalina, al toro "Peregrino" de Torrecilla durante La Corrida Guadalupana de esa temporada y que tales  hechos que acontecieron  la tarde del 22 de febrero de 1953  por lo que se habrán cumplido 56 años, poco menos de dos años antes del nacimiento de este Manolo quien ahora dijera adiós a la profesión....


Así mientras a Manolo Dos Santos le desprendían el añadido en señal de su despedida de los ruedos, Carlos se lo desprendió igualmente pero en el  callejón, haciendo lo propio por si mismo, indicándole al público que él también  se iría esa misma tarde de los ruedos.

En otras palabras, nuestro admirado “Ciclón” se retiraba  como matador de toros, pero en tan solo tres años;  el l6 de septiembre en Nogales, Sonora iniciaría una brillante carrera como rejoneador, permaneciendo en dicha actividad tanto en México como en España hasta el 20 de mayo de 1966, fecha en que pereció victima de un fatal accidente en la carretera de Toluca.


Tal vez fue por asociación de ideas que aquellos recuerdos vinieron a mi mente, como pudiera haberle sucedido también a quienes como yo, habiendo estado en ambas tardes de domingo y en muchas otras, a lo largo de esos  56 años ocupando nuestros respectivos lugares en la Plaza México.


El resultado de la corrida, difícilmente pudo haber sido mas exitosa, los toros provenientes de la joven vacada de San José,  que en general fueron suaves en su embestida y dóciles,  se prestaron para el lucimiento de los toreros, facilitando el triunfo de todos ellos.




Manolo Arruza tuvo una tarde  auténticamente soñada para su despedida de los ruedos, cortándole la oreja al primero de su lote y dando innumerables vueltas al redondel en el segundo luego de la ceremonia de corte del añadido por su pequeño hijo Manolín, en emotiva ceremonia  acompañado por sus compañeros de profesión, Jesús Solórzano Pesado, Guillermo Capetillo  así como por José Antonio Ramírez “El Capitán” .

Luego de este resultado,  la vida de Manolo  -incluyendo esta tarde de clima tibio de su despedida-   se conservará entre los recuerdos de sus grandes actuaciones, los trofeos obtenidos, como han sido Orejas y Estoques de Oro o aquel famoso e inolvidable indulto al precioso toro de la ganadería prócer de nuestro país;  San Mateo,  así como las orejas y rabos cortados o las salidas a hombros en tantas plazas del mundo, pero especialmente en Guadalajara, tan solo serán  recuerdos,  acumulados  en una montaña de grandes proporciones, pero solo recuerdos.


Sus alternantes, tanto el valenciano Enrique Ponce, como Fermín Spínola, triunfaron igualmente y a carta cabal. Este último se lució en los tres tercios de la lidia, con capote, realizando entre otros destellos de arte, un maravilloso quite por “Fregolinas”, que nuevamente nos hizo pensar en los tiempos idos.

Igualmente con las banderillas se lució a carta cabal, demostrando  además de las enormes facultades que posee, cuenta con un maravilloso sentido de la distancia, el que seguramente le podrá convertir en un soberbio banderillero, que venga a sustituir al torero ido.  Finalmente con la muleta realizó dos faenas de excelente manufactura, confirmando que esta camino de convertirse en La Figura del Toreo, que hemos estado esperando y que le valió el corte de tres orejas a dos preciosos toros de San José que le permitieron realizar sus faenas a cámara lenta, de mucho  temple como lo requerían sus enemigos para terminarlas metiendo en su sitio la espada, con el consecuente corte de apéndices  y la posterior salida a hombros de un público entusiasta.


Y que decir de Ponce,  quien además de la conocida elegancia de su toreo y la belleza del trazo,  en esta tarde, Enrique ha mostrado otras faceta mas de su personalidad, fundamentada principalmente en la raza y el pundonor que le hicieron resolver los problemas que presentaban los tres enemigos a los que debió enfrentarse, sin las posibilidades de éxito que pudiera esperarse. Enrique que nunca escatima ningún esfuerzo, dio pases de mucho mérito en una faena de larga duración a la que terminó fallando con la tizona.     

Para  terminar este comentario, quisiera reproducir un segmento de la crónica sobre una gran faena de Manolo Arruza realizada precisamente en el mismo sitio, en  La Plaza México, en donde hace apenas unas horas  Manolo,  ha dicho adiós a la profesión. 


Aquella fue una inmensa faena realizada al toro “Fotógrafo” en el coso de Insurgentes, el 22 de febrero de 1976 en una tarde en que Manolo Arruza alternó con Curro Rivera, quien por cierto le arrancó  una oreja a “Dibujante” de Xajay, un toro de bravura encastada, genio de toro bravo con edad y raza . Siendo el tercer alternante Edgar Peñaherrera quien recibió una cornada,  que sin duda, guardará como un doloroso recuerdo de su paso por esta plaza.

Pero dejemos que sea el gran periodista Carlos León, quien  fuera en vida, el gran antagonista  y enemigo personal de Carlos Arruza, llegando incluso en mas de una ocasión a las manos,  por disputas provocadas por  las fuertes, irónicas y lastimosas crónicas que Carlos León realizaba en el periódico capitalino Novedades luego de las actuaciones de Arruza.

Con todos los antecedentes narrados,   la crónica de aquella tarde sobre Manolo Arruza, de suyo valiosa, se convierte en excepcional y como tal hemos querido traerla a nuestro “Rincón Taurino”, en la despedida de Manolo.

“Y si aún   al principio del trasteo se vio atropellado dejando que la res pudiera mas que él, de pronto le encontró la medida, empezó a templarlo prodigiosamente y a ligar naturales, que no eran los simples muletazos fáciles a un enemigo bobalicón, sino aquel dramático toreo de tiempos que ya dábamos por perdidos. El  encastado  “Fotógrafo”, metido ya en la muleta que materialmente se la comía, giraba en torno a Manolo, que cuajó un increíble faenón con la zurda, armando un alboroto mayúsculo  por la emotividad de la escena”.

“Se adornó también  con toreo  derechista,  pero la médula de la faena, había estado en esas series esplendorosas de cátedra y emoción,  en el bien  hacer con la mano torera.   Tan ejemplar labor  la coronó soberbiamente con un  estoconazo definitivo y le hns dado dos orejas en medio de una auténtica apoteosis”. Hasta Aquí las palabras de Carlos León.

                                                                                  (Fin)
Antonio Casanueva



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